A diferencia de otros tipos de cáncer, el originado en este órgano glandular posee la característica de no emitir síntomas claros y específicos en las primeras etapas, lo cual aumenta la tendencia de una detección tardía.
Si pudiéramos describir al cáncer pancreático con una palabra sería la del cáncer “silencioso”, una definición que le vendría bien debido a que aunque extremadamente agresivo, a diferencia de otras variantes del padecimiento este produce signos a veces imperceptibles, otras confundibles, pero la mayoría tardíos, lo cual incrementa su letalidad, con una tasa de supervivencia del 13% y el 43% de los casos detectados en una fase IV, cuando se ha producido metástasis.
La ubicación del páncreas en la cavidad abdominal, rodeado por otros órganos, casi oculto, es una característica preponderante para confundir algunos de los signos que produce un tumor cancerígeno en esa zona con otros similares ligados a enfermedades propias de los órganos presentes en esa cavidad, los cuales en el caso del cáncer pancreático no son palpables en las primeras etapas.
Si bien, existen estas cuestiones adversas para una detección precoz en el 100% de los casos, la mayoría de los profesionales de la salud e institutos de investigación en el cáncer de páncreas han elaborado un común acuerdo sobre el cuadro clínico de signos y síntomas que se presentan en la mayoría de los casos, los cuales se presentan como una advertencia sobre la presencia de un tumor cancerígeno en el páncreas, estos son los principales de acuerdo al grado de desarrollo de esta enfermedad:
Producido generalmente por la presión ejercida por el tumor contra el plexo celíaco, un conjunto de nervios localizados en el abdomen superior que conectan el páncreas, la vesícula biliar, intestinos y estómago con la médula espinal. Esta presión indicaría además el crecimiento paulatino del tumor y su expansión.
Conocida clínicamente como caquexia, se trata del efecto involuntario más común ligado al padecimiento producido por las citocinas, un compuesto emitido por el tumor cancerígeno al torrente sanguíneo, las cuales provocan una alteración en el uso que el organismo da a los nutrientes como proteínas, carbohidratos y grasas, dando como consecuencia la quema anormal de calorías, la pérdida de masa muscular y por consiguiente la falta de apetito.
La ictericia es una condición percibida como la coloración amarillenta de la piel y los ojos, así como el oscurecimiento de la orina esto es provocado por un aumento en la secreción de bilirrubina, un componente de la bilis irrigada a la sangre. Este aumento es consecuencia del bloqueo o estrechamiento del conducto biliar y la obstrucción en el flujo de la bilis debido a la presencia de un tumor en la cabeza del páncreas. Aunado a esta coloración, en la mayoría de los casos la piel tenderá a deshidratarse y provocar picazón.
El mismo bloqueo de ciertas funciones pancreáticas debido al tumor, sobre todo en la liberación de enzimas para la digestión y absorción de nutrientes provocará deposiciones grasosas, blandas, acuosas y malolientes.
La presión de un tumor en el páncreas contra órganos adyacentes como el estómago o los intestinos, así como la alteración de algunas de sus funciones digestivas puede provocar indigestión, estreñimiento, náuseas y vómitos, en el caso de estos últimos debido a la compresión del intestino delgado, provocando que los alimentos regresen al estómago.
La diabetes es quizá la enfermedad más estrechamente relacionada al páncreas, provocada por la insuficiencia en la producción de insulina para regular el azúcar en la sangre, una de las hormonas producidas por este órgano glandular. Aunque su desarrollo está más ligado al sobrepeso y obesidad, un cambio repentino y anómalo en los ciclos de la insulina puede ser indicativo de la enfermedad o incluso detonarla.
El cáncer pancreático en etapas avanzadas puede manifestarse por medio de esta condición, entendida como la hinchazón y distensión del estómago, debido a la acumulación de líquido en la cavidad abdominal, esto provocado por la expansión del cáncer al revestimiento abdominal, lo cual produce malestar, dificultad para respirar, náuseas e innapetencia.
Aunque en muchos casos los coágulos desprendidos y depositados en venas grandes de sitios como las piernas pueden deberse a otras enfermedades, el cáncer de páncreas también puede detonarlos por las alteraciones en la sangre, lo cual puede indicar un estadio de cáncer temprano o tardío, en el que ya existe una metástasis.
Si bien la mayoría de estos signos pueden ser provocados por otras enfermedades, al presentarse o hacerse visibles lo más importante es acudir a una revisión médica, los profesionales de la salud serán quienes mediante pruebas y estudios de incidencia podrán determinar si se trata de cáncer pancreático. En tus manos está la detección oportuna.
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