Al igual que la actividad física, la alimentación rica en nutrientes está en el primer peldaño de las acciones necesarias para reducir el riesgo de desarrollar varios tipos de cáncer.
No es desconocido que el secreto de la salud está en los alimentos que consumimos en nuestro día a día, esto que pudiera asociarse con algún dicho o enseñanza de nuestros abuelos puede explicar porque a medida que ha avanzado la modernidad, y adjunto a este proceso la proliferación de la alimentación transgénica también lo han hecho las enfermedades relacionadas con una nutrición deficiente como el sobrepeso y la obesidad, y con ellas padecimientos más graves y crónicos como la diabetes, las cardiopatías y el cáncer.
En su estudio “Efectos que la alimentación y la actividad física tienen sobre los riesgos de ciertos tipos de cáncer”, la American Cancer Society, enumera una serie de puntos específicos sobre las consecuencias en el consumo de alimentos ricos en grasas trans, azúcares, compuestos refinados y ultraprocesados, además del exceso de carnes rojas asociados al desarrollo de varios tipos de cáncer., el de páncreas entre ellos.
Añadido a ese punto elabora recomendaciones para optar por una alimentación balanceada, rica en nutrientes y debidamente porcionada que sirva como el instrumento necesario para aminorar el riesgo en muchos padecimientos.
El plato del buen comer
Generalmente los resultados en el estudio de la nutrición entre individuos, detectan en la integración dietética de una elevada cantidad de alimentos vegetales (excluyendo a aquellos ricos en almidón), como frutas y verduras como la base de una alimentación beneficiosa para la salud. Así pues, se ha encontrado una relación en las propiedades de vegetales verdes y anaranjados, crucíferos como lo son el repollo, brócoli, col de Bruselas entre otros como potenciales previsores del cáncer de páncreas. Basado en ello la Asociación recomienda una ingesta de estos alimentos en torno a las 2 ½ y 3 tazas en el caso de verduras y 1 ½ a 2 en el caso de las frutas.
Otro grupo importante es el de las legumbres, granos integrales, frutos secos y semillas por su aportación de fibra, vitaminas, minerales y las consideradas grasas buenas, presentes en los últimos; en esta lista se incluyen frijoles, garbanzos, lentejas, soya, avena, cebada, bulgur, maíz, Kamut, psilio y centeno, los panes y pastas integrales, que deben consumirse en proporción de 60 a 80 g. en el caso de legumbres secas y de 150 a 200 g. en su versión cocida. En el caso de las semillas, granos y frutos secos, se recomienda una ingesta diaria de 10 a 20 gramos.
Para complementar una dieta saludable y balanceada, que además nos ayude a prevenir la incidencia en los padecimientos cancerígenos no se debe olvidar la integración de nutrientes como el calcio presente en productos lácteos y los antioxidantes proporcionados por alimentos específicos como la familia de las moras del grupo frutal o algunas variedades de té como el verde.
Recuerda que la correcta selección de alimentos es una acción de amor y cuidado que #VAPORTI.
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