Con una prevalencia del 16.8% entre los adultos mexicanos, la diabetes se posiciona como un grave problema de salud, con el segundo lugar de muertes, sin embargo poco se conoce que su padecimiento puede detonar o bien, ser síntoma de la presencia de cáncer de páncreas
Aunque la mayoría reconocemos su nombre, tan extendido en el contexto de salud pública mexicano, pocos tomamos en cuenta sus implicaciones. La diabetes es una enfermedad detonada por la elevación de la azúcar en la sangre, clínicamente conocida como glucosa, la cual supone la principal fuente de energía del cuerpo.
Para regular esta glucosa en sangre, con tendencia a la baja, el páncreas produce insulina, mientras que para elevarla genera el glucagón, ambas consideradas hormonas esenciales. Cuando se presenta un fallo en los mecanismos para esta regulación, sobre todo ante la ineficiencia de insulina producida por el páncreas, esto llevará a un aumento de azúcar o glucosa, que en vez de convertirse en energía y ser absorbida por las células va a acumularse en el torrente sanguíneo, lo cual da origen a esta enfermedad.
Aunque esta descompensación puede tener un origen multifactorial, al igual que muchas otras enfermedades crónicas, como la genética o cuestiones ambientales, la gran mayoría de casos se rastrean hasta un estilo de vida con predominancia del sedentarismo, la ingesta de alimentos procesados, ricos en grasas saturadas, azúcares y harinas refinadas.
Como planteamos en los primeros puntos, el desarrollo de ambos padecimientos está estrechamente relacionado al producirse dentro del páncreas; la diabetes es la enfermedad más común de este órgano ante la alteración de sus funciones, sin embargo diversos estudios han rastreado un punto de convergencia entre ambas.
Los foros web especializados Pancreatic Cancer Action Network y Let’s Win, retoman investigaciones auspiciadas por la revista estadounidense Gastroeneterology en las cuales se ha encontrado que la alteración en los niveles de azúcar ha sido una constante en pacientes con cáncer pancreático 30 a 36 meses antes de su detección.
Así mismo señalan que es más probable que un cáncer de este tipo se origine en pacientes que han permanecido diabéticos más allá de cinco años, y que cuando esta enfermedad se presenta por primera vez en personas mayores de 50 años puede tratarse de un síntoma temprano del propio cáncer.
Aún con este refuerzo de la información para muchos estudiosos no ha sido todavía claro si la diabetes puede representar un detonante para el cáncer de páncreas o un síntoma temprano, que en muchas ocasiones sirve para tomar medidas tempranas de tratamiento y atención.
Conociendo el vínculo entre esta enfermedad y el posible desarrollo de un cáncer como el de páncreas, conviene ejercer presión sobre la diabetes y la importancia de su erradicación y/o prevención mediante hábitos saludables.
Si bien una diabetes del tipo 1 es limitadamente prevenible, al intervenir posibles factores genéticos, la OPS hace hincapié en atender la diabetes tipo 2, que es la más extendida entre los adultos mexicanos y del continente.
Un punto focal en esta cruzada preventiva es llevar una dieta saludable y equilibrada, en la cual primen los siguientes alimentos:
Al consumir una dieta basada en estos grupos es importante tener en cuenta otros consejos para mantenerse en los límites de lo saludable como son:
Por otro lado es importante recalcar una serie de alimentos cuyo consumo debe reducirse para prevenir un posible descontrol en los niveles de glucosa, lo cual llevaría a un diagnóstico por diabetes:
Bebidas alcohólicas cuyo consumo en exceso puede afectar los niveles de azúcar en la sangre.
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