Hoy en día el cáncer de páncreas es una de las enfermedades con menor esperanza de vida. Debido a la difícil localización de este órgano, suele ser complicado detectar los tumores en revisiones rutinarias, por lo que en la mayoría de casos, el diagnóstico llega en fases avanzadas. El temprano diagnóstico es un factor clave para la supervivencia del paciente. Si el cáncer se detecta en una etapa inicial, cuando la extirpación quirúrgica del tumor es posible, la tasa de supervivencia se incrementa notablemente.
Generalmente, la cirugía oncológica de los tumores pancreáticos consiste en resecar el tejido donde se aloja el tumor, con un margen de seguridad, y realizar una linfadenectomía para extirpar los ganglios linfáticos del territorio peripancreático.
Para obtener dichos márgenes de seguridad, en el caso de tumores de cabeza pancreática será necesario resecar el duodeno, la vía biliar y parte del estómago junto con la cabeza pancreática. Cuando esto sucede, es imprescindible reconstruir la continuidad del tubo digestivo y garantizar un adecuado drenaje biliar y pancreático mediante una reconstrucción intestinal.
La realización de la intervención quirúrgica depende del estadio de la enfermedad. “Algunos enfermos, sobre todo aquellos con enfermedad más avanzada, no van a obtener beneficio de una cirugía, por lo que se tratarán con quimioterapia, radioterapia o quimioterapia exclusivamente”, argumenta Pedro Bretcha, jefe del Servicio de Oncología Quirúrgica del Hospital Quirónsalud Torrevieja.
Los pacientes operables son aquellos que no presentan tumores fuera del páncreas ni que invadan las venas y arterias principales del abdomen. Asimismo, otro de los factores que determinan la posibilidad de llevar a cabo la intervención es que el estado del paciente pueda asegurar una óptima recuperación postoperatoria.
Actualmente hay una tendencia en la cirugía oncológica del cáncer de páncreas de tratar a estos pacientes inicialmente con radio-quimioterapia, la llamada radio-quimioterapia neoadyuvante. “Esto no quiere decir que el paciente no sea operable, sino que es una estrategia que permite favorecer la intervención y el control de la enfermedad”, señala el doctor Pedro Bretcha.
La intervención quirúrgica a realizar depende de la localización del tumor dentro de la glándula pancreática. Por una parte, está la cirugía de Whipple o dudenopancreatectomía cefálica, que se lleva a cabo en tumores de la cabeza del páncreas y que implica la resección del duodeno, de parte del estómago y de la vía biliar. Por otro lado, la pancreatectomía corporocaudal consiste en resecar el cuerpo y cola de la glándula pancreática junto con el bazo. En algunas ocasiones es incluso necesario realizar una resección total del páncreas.
Al igual que hay varios tipos de intervenciones, también existen diferentes abordajes. Como en otras operaciones abdominales, las intervenciones pueden realizarse por vía abierta, por vía laparoscópica o incluso mediante un abordaje robótico. La indicación de los distintos abordajes vendrá condicionada por las características del caso y por la existencia de una unidad de cirugía mínimamente invasiva o robótica en el centro donde el paciente lleve a cabo su tratamiento.
Es importante señalar que existen distintos tipos de cáncer de páncreas, y no todos ellos requieren los mismos tratamientos. “En el caso del adenocarcinoma de páncreas, el más frecuente, la mayoría de enfermos van a requerir un tratamiento de quimioterapia antes o después de la cirugía”, subraya el jefe del Servicio de Oncología Quirúrgica del Hospital Quirónsalud Torrevieja. Y añade: “en cambio, el papel de la radioterapia está condicionado a características más específicas de cada tumor”.
La cirugía del cáncer de páncreas es una de las intervenciones abdominales más complejas que puede asociar una alta tasa de complicaciones que rondan el 30%.
Dependiendo del tipo de tumor, las tasas de supervivencia pueden variar ligeramente. En el caso del adenocarcinoma pancreático con una cirugía adecuada y un tratamiento quimioterápico complementario se alcanzan tasas de supervivencia de 30% a los 5 años. En otros tumores menos agresivos, como los neuroendocrinos, la intervención quirúrgica puede ser curativa en un altísimo porcentaje de pacientes.
*Consulta la nota publicada originalmente en: Información.es
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